JOEL 2: 12 Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón,
con ayuno y lloro y lamento. 13 Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová
vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en
misericordia, y que se duele del castigo. 14 ¿Quién sabe si volverá y se arrepentirá y dejará bendición tras de él,
esto es, ofrenda y libación para Jehová vuestro Dios? 15 Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea. 16 Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad
a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la
novia. 17 Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y
digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad,
para que las naciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los
pueblos: Dónde está su Dios? (...)28 Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán
vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros
jóvenes verán visiones. 29 Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en
aquellos días. 30 Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas
de humo. 31 El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el
día grande y espantoso de Jehová. 32 Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el
monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre
el remanente al cual él habrá llamado.
4 Estruendo de multitud en los montes, como de mucho pueblo; estruendo de ruido de reinos, de naciones reunidas; Jehová de los ejércitos pasa revista a las tropas para la batalla.
5 Vienen de lejana tierra, de lo postrero de los cielos, Jehová y los instrumentos de su ira, para destruir toda la tierra.
6 Aullad, porque cerca está el día de Jehová; vendrá como asolamiento del Todopoderoso.
7 Por tanto, toda mano se debilitará, y desfallecerá todo corazón de hombre,
8 y se llenarán de terror; angustias y dolores se apoderarán de ellos; tendrán dolores como mujer de parto; se asombrará cada cual al mirar a su compañero; sus rostros, rostros de llamas.
LAS PIEDRAS TAMBIEN HABLAN...