Aunque este material es de origen católico-romanista, no deja de ser
aleccionador cómo este prelado reconoce sin regodeos ni tapujos el modo
mediante el cual los servidores del Antimashiaj han infiltrado a la Gran Ramera para
que sirva a los propósitos de su dueño, Lucifer, Diablo o Satanás, la serpiente antigua...
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