IDENTIFICACION
DE RIESGO E IMPACTO AMBIENTAL
La posición geográfica de nuestro país y el
contexto geodinámico regional, hacen que nuestro país sea vulnerable a tsunamis
producidos por sismos de epicentro submarino, foco somero y magnitud moderada
que ocurren en los límites de la placa Caribe, principalmente en la zona de
subducción al este de las Antillas Menores. Otra fuente potencial de riesgo son los volcanes los cuales pueden
provocar tsunamis a través de varios mecanismos que incluyen el colapso de
calderas, deslizamiento de sus flancos, avalanchas detríticas, flujos
piroclásticos y otros. El mayor riesgo está representado por el volcán submarino “Kick´em Jenny”
localizado 8 Km al norte de Granada, aproximadamente a unos 260 Km al
NNE de Margarita; el mismo ha tenido varias erupciones después de su primera en
1939. Estudios de simulación
realizados por SMITH & SHEPHERD (1992) sugieren que una erupción
catastrófica de este volcán podría generar olas de tipo tsunami que alcanzarían
la costa venezolana en menos de dos horas (Fig. 6).
Dichas olas
podrían ser imperceptibles ya que al llegar a nuestras costas tendrían entre
uno y dos metros de altura, en el peor de los casos (PARARAS-CARAYANNIS 2004).
Tomando como
base el contexto geodinámico regional, las evidencias históricas y la escasa
información disponible sobre tsunamis en las costas de nuestro país, se puede concluir que la
probabilidad de tsunamis de origen tectónico en las costas venezolanas es de
alto a moderado con probable efectos catastróficos por el elevado desarrollo
urbanístico.
Las costas del norte, noreste y noroeste de
Margarita se examinaron mediante Google Earth con el propósito de identificar
localidades potencialmente favorables para depositar sedimentos originados por
tsunamis relacionados con volcanismo en el arco de las Antillas Menores y/o la
placa subducida.
Los lugares más atractivos para encontrar este tipo de
acumulaciones son la planicie de Guacuco, albufera Puerto Cruz-Zaragoza, Bahía
de Plata, playa La Galera y albufera de la Restinga. El lado sur de la isla es
susceptible a eventos sísmicos producidos a lo largo de los tramos submarinos
del sistema de fallas San Sebastián-El Pilar, los mayores efectos sería
sentidos principalmente en las zonas bajas de Porlamar y en Las Marites-El
Yaque; en otros lugares como El Guamache, Punta de Piedras y Laguna de Raya
probablemente no sería afectados.
Los márgenes norte y sur de la Fosa de Cariaco
representan un riesgo local de tsunamis por deslizamientos submarinos
ocasionados por sismos a lo largo del sistema de fallas de El Pilar.
La mayoría de los eventos de oleajes e inundaciones
que históricamente han afectado la ciudad de Cumaná, pueden catalogarse como
tsunamis de origen tectónico provocados por movimientos sísmicos ocurridos en
el sistema de fallas El Pilar.
El oleaje que el año 1900 azotó las costas de Barlovento pudo haber
sido ocasionado por un sismo relacionado con el sistema de fallas de San
Sebastián. Las olas que dañaron el puerto de La Vela en 1955, se atribuyen a un
sismo ocurrido en Panamá.
Las fuertes olas reportadas durante el terremoto de
Caracas del año 1967 fueron resultado del paso del huracán Edna al norte
de Venezuela y no al sismo, cuyo foco tuvo lugar en tierra, en la falla de
Tacagua, en el Sistema Montañoso del Caribe (LANDER, WHITESIDE & LOCKRIDGE
2002; SCHUBERT 1994).
En la evaluación del riesgo además de elaborar el
registro histórico, se necesita identificar la ocurrencia de eventos
tsunamigénicos pre-históricos para lo cual se debe recurrir al estudio de la
estratigrafía superficial, en las zonas costeras favorables para su
preservación.
Las claves para la identificación son las relaciones
estratigráficas, las características texturales, paleontológicas, mineralógicas
y geoquímicas. La determinación de la edad y el cartografiado de los depósitos
son fundamentales.
Los resultados permiten inferir la frecuencia y energía de las
olas y corrientes lo cual eventualmente ayudaría a calibrar modelos numéricos,
en desarrollo, capaces de predecir la altura y energía de las olas, extensión
del área inundada, condiciones del flujo, duración del evento y otras variables
que ayudan a visualizar el poder destructivo de los tsunamis ocurridos a lo
largo del tiempo en una región determinada (JAFFE & GELFENBAUM, 2002).
La magnitud del impacto ambiental de los maremotos
es función del mecanismo que los origina. En el caso de origen tectónico depende
de la distancia a la costa del epicentro, la profundidad del foco, el mecanismo
focal y la energía del sismo.
También es importante la batimetría
costera, la topografía, la dirección de las olas, la forma de la costa y la
presencia de barreras naturales como corales y manglares.
Los daños causados
van más allá de cambios en la topografía y la erosión de la zona marina
próximo-costera, playas, zona entremareas, manglares, dunas, canales de mareas,
desembocaduras fluviales y puntos salientes de la costa, e incluye la
destrucción de obras de infraestructura habitacional y pública (carreteras,
acueductos, sistemas de tratamiento de aguas servidas, líneas de transmisión
eléctrica, tuberías de distribución y sitios de almacenamiento de
combustibles), contaminación salina de suelos y de las aguas superficiales y
subterráneas por incorporación de agua salada, materia fecal o hidrocarburos
líquidos.
No todos los elementos costeros responden de la misma forma ante el
impacto de las olas, las playas y la vegetación, aunque suelen sufrir daños
severos, se recuperan rápidamente; mas no así los arrecifes coralinos costeros
cuya recuperación es más lenta (SZCZUCINSKI et al. 2006).
Venezuela junto a otros
países de la región, forma parte del
proyecto para desarrollar un Sistema de Alerta de Tsunamis (TWS), el cual
coordina la Comisión Intergubernamental Oceánica (IOC) de la UNESCO.
Internamente, el Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología, en el
marco del “Proyecto de investigación aplicada a la gestión integral del riesgo
en espacios urbanos”, inició la instalación de un Sistema de Monitoreo
Oceanográfico con la finalidad de recabar información en tiempo real para
disminuir la incertidumbre en los pronósticos de riesgos meteorológicos
costeros (Funvisis, 2008).
CONCLUSIONES
Por su similitud con los sedimentos productos de
tormentas, el reconocimiento de los depósitos de tsunamis no es un asunto
sencillo; sin embargo, se han determinado ciertas características que podrían
ayudar a su identificación.
Particularmente diagnósticos de los depósitos de
tsunamis son la presencia de restos vegetales, hojas y troncos, intraclastos
del suelo infrayacente, la gradación lateral y vertical del tamaño de grano, la
presencia de arcillas interestratificadas y estructuras de licuación, la
ocurrencia de arenas con fósiles fracturados de origen marino embebidos en
sedimentos finos de zonas lagunares situadas detrás de las playas donde abundan
fósiles de agua dulce y salobre bien preservados y el área cubierta por
los sedimentos.
Otro aspecto resaltante es el carácter multimodal de los
depósitos registrándose, desde sedimentos del tamaño de arcillas, limos,
arenas, gravas hasta grandes bloques de varias toneladas de peso.
La mayor parte de los sedimentos acarreados en
suspensión por la corriente de flujo provienen de la erosión en la zona marina
próximo-costera y de la zona terrestre adyacente a la costa. La sedimentación
ocurre mayormente durante el reflujo en las zonas bajas costeras.
Tomando como
base los registros históricos y el contexto geodinámico regional, la costa
norte de Venezuela es susceptible principalmente a los rigores de tsunamis de
origen tectónico; aunque no se pueden descartar otras fuentes como las
erupciones volcánicas y deslizamientos submarinos.
La literatura
geológica venezolana relacionada con estudios de sedimentos asociados a
tsunamis es bastante escasa.
El creciente
aumento poblacional y el desarrollo de infraestructura pública y privada en las
zonas costeras ameritan evaluar el riesgo asociado a la ocurrencia de tsunamis.
Para ello es necesario comenzar con la identificación sistemática de sedimentos
depositados por tsunamis prehistóricos en áreas favorables para su
preservación.
La determinación
de la edad, el espesor y el tamaño de granos permiten obtener información para
calibrar los modelos numéricos en desarrollo y predecir el impacto sobre la
morfología y la infraestructura costera ayudando a la adopción de medidas
preventivas eficaces.
Es necesario
aumentar la divulgación y acelerar la ejecución del programa “Educación para la
Gerencia de Riesgos en las Comunidades Costeras” que lleva a cabo el Ministerio
del Poder Popular de Ciencia y Tecnología, a fin de preparar la población para
enfrentar los efectos de sismos mayores, incluyendo las inundaciones por
tsunamis y otros fenómenos naturales más frecuentes.
Se recomienda no olvidar que las zonas costeras poco elevadas son las
más vulnerables, las olas de tsunamis se desplazan más rápido que las personas,
el agua en la costa se aleja varios metros de esta antes de la llegada de la
ola cuya fuerza y energía es enorme, pudiendo transportar rocas de gran tamaño,
botes y autos decenas de metros tierra adentro.
Se desconoce el momento en que
puede a ocurrir los tsunamis originados por sismos; los producidos por volcanes
son algo más predecibles. Finalmente, la corriente de flujo puede penetrar
centenares de metros tierra adentro siguiendo los cursos fluviales a partir de
la desembocadura de los ríos y quebradas.
TABLA
1
PROBABLES
EVENTOS TSUNAMIGENICOS
EN LAS COSTAS
DE VENEZUELA
(LANDER,
WHITESIDE & LOCKRIDGE 2002, FUNVISIS, 2002).
1. 01/09/1530: Cumaná, Paria y Cubagua fueron afectadas. El mar se elevó 7,3 metros en
la costa de Paria y 6 metros en Cubagua y Cumaná, donde llegó a las colinas
cercanas, a una media legua de distancia. La tierra se agrietó y hubo emanación
de aguas saladas y asfalto.
2. 1543: Cumaná fue destruida por terremoto, hubo olas más altas que el terreno.
3. 21/10/1766: Nuevamente Cumaná fue destruida por violento sismo. Se reportó elevación del
suelo y desaparición de algunas isletas en el Delta del Orinoco.
4. 05/05/1802: Fuerte sismo en Cumaná, se dice que en la
parte baja del curso del Rio Orinoco hubo recesión y ascenso del agua.
5. 26/03/1812: Elevación del nivel del mar asociado a
fuerte sismo en La Guaira.
6. 15/07/1853: Fuerte sismo en Cumaná, seguido de olas de entre 5 y 6 metros de
altura, se estima que hubieron cerca de 4000 víctimas. Subsidencia en los
arenales de Caigüire y El Peñón.
7. 13/08/1868: Se reporta tsunami en Juan Griego y en Rio Caribe, asociado a fuerte
sismo que se sintió en diversos lugares del interior del país, entre otros Río Apure, Río
Arauca y Ciudad Bolívar.
8. 29/10/1900: Un sismo que afectó al litoral central y
Barlovento, causó grandes daños materiales, se reportaron olas de 10 metros de
altura en Macuto, pero no en la boca del Río Neverí donde una isleta
desapareció.
9. 31/01/1906: Reporte de tsunami en Cumaná, Carúpano, Margarita y Río Caribe.
10. 12/10/1916: Reporte de tsunami asociado con sismo en
Ocumare de la Costa.
11. 17/01/1929: Cumaná destruida por terremoto, con saldo de varias víctimas fatales.
Reporte de tsunami en varios lugares de la costa, en Puerto Sucre el mar se
retiró 200 metros y regresó con ola de 6 metros de altura que destruyó
viviendas y barcos. Informe de colapso y deslizamientos a lo largo de falla de
Caigüire.
12. 18/01/1955: En La Vela de Coro se reportó fuerte oleaje
que destruyó barcos y muelles. Se cree que un sismo de 5.5 ocurrido en Panamá
pudo haber sido la causa.
13. 29/07/1967: Terremoto de 6.2 cerca del litoral central.
No se verificó ocurrencia de tsunami, el huracán Edna pasaba al norte.
14. 13/09/1979: El muelle de Puerto Cumarebo fue roto por
olas, probablemente asociadas a sismo de 5.0 Mb en Panamá.
15. 09/07/1997: Sismo en la costa de Sucre, sentido en Monagas, Anzoátegui y
Trinidad-Tobago, causo daños importantes en Cumaná y Cariaco y daños menores en
otras poblaciones de Sucre.
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