El presidente venezolano Hugo Chávez, quien el sábado nombró por primera vez a su heredero ante la posibilidad de que pierda la batalla contra el cáncer, oficializó formalmente la transición dentro del país petrolero, proceso que estaría siendo orquestado desde Cuba pero que enfrenta grandes obstáculos, el mayor de ellos proviniendo de las filas del propio chavismo.
Chávez, que hasta el momento se ha negado a revelar la gravedad de su enfermedad, dijo en una alocución al país que debe ser sometido a una nueva intervención quirúrgica tras detectársele un nuevo tumor, y que de verse imposibilitado de seguir sosteniendo las riendas del país, el timón de la revolución bolivariana debe ser capitaneado por el actual vicepresidente y canciller, Nicolás Maduro.
El pronunciamiento se produjo luego de que Chávez permaneciera más de 22 días sin aparecer en público y es la primera vez en 14 años que el mandatario menciona formalmente la posibilidad de que otra persona gobierne el país petrolero.
“Nicolás Maduro no sólo en esa situación debe concluir como manda la Constitución el periodo sino que mi opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable absoluta, total, es que en ese escenario que obligaría a convocar a elecciones presidenciales ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente”, indicó Chávez en su mensaje a la nación.
“[Maduro] es uno de los líderes jóvenes de mayor capacidad para continuar (…) con su mano firme, con su mirada, con su corazón de hombre del pueblo”, agregó.
Para algunos expertos, el anuncio confirma que las fichas están siendo colocadas para un escenario sin Chávez, en un proceso que incluso habría comenzado desde hace ya algunas semanas en medio de las crecientes señales de que la enfermedad del mandatario es mucho más grave de lo que él ha dejado ver.
Y es un proceso que está generando grandes cuestionamientos, en medio de acusaciones de que Chávez emergió ganador de las elecciones presidenciales de este año ocultando el verdadero estado de su salud, y porque las decisiones parecen estar siendo tomadas arbitrariamente, como si Venezuela se tratara de una hacienda, desde La Habana, y sin gran participación de los propios venezolanos.
“El [Chávez] dijo que estuvo discutiendo con Fidel las estrategias antes de venir para acá [Venezuela]. Es decir que la decisión de escoger a su delfín [heredero] fue tomada en la alcoba continua al despacho de los hermanos Castro”, expresó el ex embajador de Venezuela ante las Naciones Unidas Diego Arria.
De hecho, es mucho lo que el régimen castrista sabe y se mantiene oculto a los venezolanos, situación que incluso es permitida por los diputados de la oposición, sostuvo.
“La Asamblea nuestra legitima la extraña circunstancia en la que sólo el gobierno cubano tiene el conocimiento exclusivo de la salud del presidente venezolano”, al autorizar que el mandatario sea tratado por tiempo indefinido en la isla.
Según Arria, los opositores pudieron haber aprobado la moción por razones humanitarias, pero debieron exigir por razones constitucionales que el jefe de Estado presente un informe médico, detallando el verdadero estado de su salud.
El analista Orlando Viera-Blanco calificó de “absoluta irresponsabilidad” el hecho de que Chávez insista en mantener su enfermedad en secreto.
“Desde el punto de vista institucional, Chávez ha sometido al país a un grado de angustia, de ansiedad y de estrés político irresponsable, absolutamente irresponsable”, subrayó Viera-Blanco, resaltando el control casi absoluto del mandatario sobre la política y la vida diaria de los venezolanos.
“Chávez está en este momento en una clínica, en una alcoba, de invitado, de huésped de los hermanos Castro, quienes son expertos en el manejo de la propaganda […] en una situación que pinta, de pronto, delicada, con una enfermedad que podría ser terminal al punto de confesar y llegar a sugerir una circunstancia de ausencia absoluta”, comentó.
Cuba, por supuesto, tiene gran interés en la continuidad de la revolución bolivariana.
Expertos señalan que los más de $5,000 millones que Caracas otorga anualmente en subsidios petroleros son vitales para el sostenimiento del régimen castrista y Maduro luce ser el dirigente chavista —después de Chávez— que brinda mayores garantías de continuidad.
Maduro dirige una de las diferentes parcelas de poder repartidas en Venezuela, en un país repartido por feudos y donde el poder ejecutivo controla al resto de los poderes públicos, incluyendo la Asamblea Nacional y el poder judicial.
No obstante, la parcela del vicepresidente canciller no es la más grande, perteneciendo esta al presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, quien ejerce gran influencia sobre el componente militar chavista, sobre el propio partido de Chávez, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), y sobre gran parte del sector financiero venezolano.
Para algunos analistas, Cabello es el segundo hombre más poderoso en el país petrolero después de Chávez, y es un dirigente que ha dejado entrever que no está interesado en mantenerse de segundón en una después de Chavez.
“En este momento son muchas las personas que creen que a Diosdado lo bajaron del autobús [con el anuncio de Chávez] pero eso es un pésimo análisis. A él [Cabello] no se le puede sacar de la ecuación salvo que termine en una cárcel o el chavismo desaparezca de Venezuela”, comentó el analista Estéban Gerbasi.
Chávez incluso trató de sacarlo de juego, de quitarle su control sobre el PSUV y sobre la Asamblea Nacional, al tratar de convertirlo en el candidato para la gobernación del estado Monagas y no pudo, comentó Gerbasi.
“Todos los generales de Diosdado están en el poder. Diosdado es el que tiene la mejor relación con los magistrados del Tribunal [Supremo de Justicia]. Diosdado es un militar activo —Maduro no— en un país donde el poder real sigue estando en manos de quienes tienen los cañones”, sostuvo.
La noticia por otro lado parece haber sorprendido a la oposición sin una capacidad real para hacerle frente.
Arria indicó que uno de los problemas es que Venezuela en realidad no cuenta con una oposición sino con múltiples oposiciones, que hacen frente al régimen de Chávez en aras de avanzar sus propias agendas.
“Aquí hay una casi exclusiva preocupación en el tema electoral y no en el tema institucional y político que tenemos por delante. Aquí se han venido obviando los obstáculos más importantes que son la ausencia de un verdadero Estado de Derecho, que los poderes públicos están secuestrados”, comentó el ex embajador, quien también fue candidato presidencial.
Según Arria, esto se debe a que muchos integrantes de la oposición “viven en un estado permanente de negación de realidades; unos por ingenuidad, y otro por conveniencia y por cohabitación”, siendo la última la peor de las condiciones.
“Es la cohabitación de intereses políticos mezclados con intereses económicos e intereses gubernamentales. Y eso explica en muchas oportunidades por qué nos hemos venido acomodando al régimen”, sostuvo.