Horas antes al hecho, Anderson se encontraba en el Instituto Universitario de la Policía Científica (IUPOL) donde estaba cursando un postgrado, cuando habría recibido unas llamadas amenazantes a su teléfono móvil. En la Toyota Autana amarilla, de su propiedad, detonó un explosivo colocado a la altura del asiento del conductor. Instantes después explotaba el tanque de gasolina.
La muerte del ex Fiscal fue instantánea. De acuerdo al análisis forense, no se hallaron restos de cenizas en el paladar, la tráquea y los pulmones, lo que reveló que Anderson no respiró durante el momento de la combustión. Esparcidos por el lugar quedaron algunos objetos de la víctima, reconocidos por sus familiares: Dos celulares, una pistola Glock 9 milímetros, proyectiles del mismo calibre, una agenda electrónica, un anillo, una cadena de oro y la foto de una mujer.
Giovanni Vásquez: testigo estrella de Isaías |
“El testigo estrella” del entonces fiscal Isaías Rodríguez señaló en su declaración del 8 de abril de 2008 que el también ex fiscal Gilberto Landaeta le había señalado que el ex vicepresidente y ex ministro de la Defensa, José Vicente Rangel presuntamente habría “mandado a matar” a Danilo Anderson por éste haberlo amenazado de sacar a la luz pública la supuesta red de extorsión en la que el ministro participaba. La confesión atribuida a Landaeta habría sido producto de un ataque de “rabia” por su destitución en el Ministerio Público.
Giovanny Vásquez lo señala como autor intelectual. “Landaeta me dijo que José Vicente lo mandó a matar” refiriéndose a Danilo Anderson. Desde entonces, se ha creado una matriz de opinión donde se señala la supuesta vinculación directa de José Vicente Rangel en el atentado que sufriría el fiscal, quien investigaba grandes casos contra dirigentes políticos, opositores y oficialistas.
Muchos han sido los cabos sueltos sobre la muerte de Danilo Anderson. Días después que falleció se publicaron actas de entrevistas, presuntamente elaboradas por el CICPC. En ellas, los interrogatorios revelaban que en el entorno de la víctima existía una red de extorsión. Aún así, el Ministerio Público desmintió tales acusaciones.
La supuesta red de extorsión incluía a jueces, empresarios, banqueros, abogados y fiscales. También a algunos firmantes del decreto de Carmona -por el vacío de poder de 2002- en cuya acta reposaban los nombres de las personas que estarían siendo investigadas por Anderson.
Estas son las hipótesis que se manejan en torno al asesinato del fiscal, quien se convirtió en “mártir de la revolución”. Siete años después, este crimen no ha sido esclarecido en su totalidad.
MARISELA ANDERSON
Criada en la parroquia La Vega, callejón José Félix Ribas, casa número 85, la hermana del fiscal Danilo Baltasar Anderson, describe a su hermano como “una buena persona”. Criado por su madre, en un ambiente humilde, Danilo era amante del deporte y la naturaleza, lo que posteriormente le llevó a convertirse en fiscal ambiental con competencia nacional. A pesar de la muerte de su madre, antes de convertirse en abogado, fue consecuente con sus estudios, y gracias a su hermana pudo graduarse. Ella lo define como “un buen amigo y hermano”.
La llegada de Danilo Anderson a la palestra pública ocurre du rante los hechos de abril de 2002, cuando llega en persona a Venezolana de Televisión, canal 8, dispuesto a retomar el control de las instalaciones de la planta televisiva, luego de su cierre, como garante de los derechos de quienes se encontraban laborando en el canal.
Luego le asignan casos como el decreto de Carmona, cuando firmaron muchos políticos opositores al gobierno de Hugo Chávez, que reconocían a Pedro Carmona Estanga como Presidente de la República el 11 de abril de 2012. Por otra parte, Anderson también estaba realizando investigaciones contra Freddy Bernal, los pistoleros de Puente Llaguno y otros políticos oficialistas.
Marisela Anderson relata que luego del asesinato de su hermano, en las ceremonias post-mortem, las personas que el fiscal estaba investigando fueron quienes cargaron la urna. “No sé por qué estaban allí, seguramente era para asegurarse de que realmente Danilo Baltasar Anderson estaba muerto, y uno de ellos era José Vicente Rangel, el entonces vicepresidente de la República”.
Desde el principio de los hechos, relata Marisela Anderson, siempre escuchó que José Vicente Rangel estaría involucrado en la muerte de su hermano, “tanto así, que me causa mucha sospecha, que a los 15 minutos de la explosión, ya el vicepresidente de la República se encontraba en el lugar, casi llegó primero que la policía científica. José Vicente está detrás de los banqueros que mi hermano quería meter presos por hechos de corrupción. Nadie me quita de la cabeza esa hipótesis”.
La familia Anderson no recibió apoyo de ningún funcionario del gobierno venezolano, salvo “la vice-fiscal, quien en reuniones había prometido actuar para esclarecer ese hecho, pero hasta ahora, no ha sucedido”. Resalta que la única vez que vieron al presidente Hugo Chávez fue en la sede de la Fiscalía, donde “nos saludó y preguntó que si éramos de Carapita, donde se habría criado el fiscal, a lo cual contestamos, que era en La Vega donde realmente había nacido y se había criado Danilo”.
Destaca que un inspector del CICPC, de apellido Cuella, fue la única persona con quien se entrevistó, y la conclusión a la que llegó fue “detrás de este atentado hay mucha gente pesada del entorno del fiscal”, relata Marisela Anderson.
“Esa noche, los escoltas que tenía asignado mi hermano, no se encontraban con él. También, cuentan las versiones que en todo el recorrido que realizó Danilo, hasta el lugar de la explosión, habría pasado por alrededor de cinco puntos de la DISIP quienes se encontraban monitoreando la zona”.
La muerte del ex fiscal Danilo Anderson trajo como consecuencia la división de la familia Anderson por razones políticas. Entre los deudores del fiscal, se tildaron unos como otros “zamuros”, ya que el fallecido contaba con bienes, más no con un heredero directo. Parte de la familia Anderson consideró como un “circo montado desde las altas esferas del poder, lo relacionado con la muerte del ex fiscal, dando pie a diferentes interrogantes, que en la actualidad siguen sin respuestas”.
A pesar de las consecuencias que podría conllevar la siguiente afirmación, Marisela Anderson señala que si tuviera frente a frente al ex vicepresidente de la República, José Vicente Rangel, lo calificaría como “asesino” pues nadie le quita “que él haya sido el autor intelectual de este hecho. José Vicente ha sido un oportunista que se ha llenado de todos los gobiernos” afirmó.
Parte de la familia Anderson, no espera nada de la Fiscalía General de la República, sólo pueden señalar que creen en la justicia divina y que más temprano que tarde se brindará justicia a este polémico caso, que siete años después aún se encuentra sin resolver.
Sin rencor, Marisela Anderson, intenta llevar una vida normal, no desea que ninguno de los responsables de la muerte de su hermano sea castigado de la misma forma en que él murió. Cree que cuando trascienda esta “barbarie de gobierno, impunidad y anarquía que vive el país” encontrará respuestas ante nuevas autoridades en el poder.
Periodista Alberto Rodríguez Palencia
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