- El líder venezolano era informado cada semana de las operaciones de tráfico de drogas realizadas bajo control del Ejército, según pudo saber ABC
Emili J. Blasco / Corresponsal en
EMILI J. BLASCO / CORRESPONSAL EN WASHINGTON
(Publicado en ABC de España el lunes 30-04-2012 ...) Hugo Chávez ha estado recibiendo durante años informes semanales sobre las operaciones de narcotráfico realizadas en Venezuela, llevadas a cabo bajo control de las Fuerzas Armadas. Detalles de esos encuentros, en los que el director de la Inteligencia Militar habría dado cuenta puntualmente al presidente venezolano de cómo se estaba desarrollando el negocio de los estupefacientes, han sido ofrecidos a la poderosa Agencia Antidroga estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés) por el huido magistrado venezolano Eladio Aponte. Así lo ha podido saber ABC de fuentes conocedoras de los pormenores de la voluntaria entrega de Aponte a las autoridades de Washington.
Un narcotráfico de Estado, dirigido por «narcogenerales» y tutelado por el propio Hugo Chávez, y una Justicia amañada tanto para proteger esas operaciones como para «montar» juicios contra disidentes políticos, es la Venezuela del chavismo cuya realidad ahora emerge ante la descomposición del régimen. Pieza clave de esa utilización de los tribunales para los intereses del régimen fue el juez Aponte, primero como fiscal militar, y luego como responsable de la Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia del país. Con Chávez en plena salud, Aponte habría tenido pocas oportunidades de escaparse. Pero ahora, con el presidente frecuentemente en Cuba y los responsables de seguridad más preocupados por su propio futuro, nadie reparó en que el gran testigo de la corrupción del chavismo podía marcharse del país.
La huida
No hay pañuelo que pueda tapar el olor repugnante de la justicia venezolana amañada a gusto del presidente Chávez, con ayuda de gente como Aponte. |
Sospechando que podía pagar los platos rotos por el caso Makled —él mismo había usado a chivos expiatorios muchas veces para salvar la cara de altos mandos militares en procesos penales—, Aponte estuvo enviando fuera del país documentos confidenciales durante tres meses. Todos están ya en poder de las autoridades estadounidenses.
Carta comprometedora
Entre ellos, por ejemplo, hay una comprometedora carta de 2007 en la que el entonces ministro de Defensa, el general Raúl Baduel, informaba a Chávez de que existían «suficientes elementos que vinculan» al general Henry Rangel, hoy titular de Defensa, con un caso de narcotráfico: un cargamento de 2,2 toneladas de cocaína, procedente de las FARC, se había guardado en un cuartel del Ejército de una zona fronteriza con Colombia y estaba siendo transportado por un convoy militar cuando fue interceptado. La carta, a la que ha tenido acceso este periódico, señalaba que Rangel era primo de uno de los imputados, y añadía: «Muy respetuosamente sugiero se abra una profunda investigación y auditoría de sus bienes (...), y el cese de sus actividades laborales, hasta que se pueda descartar su participación en los hechos antes mencionados».
Baduel (izq.) en los tiempos "buenos" con Chávez |
Aponte es la primera persona que involucra directamente a Chávez en ese negocio, según el testimonio que avanzó una vez ya fuera de Venezuela a las fuentes consultadas por ABC. El magistrado aseguró que varias veces había estado presente cuando el director de Inteligencia Militar presentaba su informe semanal al presidente sobre las operaciones de tráfico de droga. No está claro que esa acusación la pueda sustentar con pruebas escritas. En cualquier caso, asegura tenerlas (por ejemplo, pagos a cuentas bancarias) contra Diosdado Cabello, el presidente de la Asamblea Nacional, que es el jefe del partido y uno de los posibles sucesores de Chávez al frente del movimiento. «Cabello es el capo de los capos, porque es el que controla toda la infraestructura del lavado del dinero», declaró Aponte, de acuerdo con las fuentes citadas.
En declaraciones que entonces también hizo a la cadena SoiTV de Miami, calificó al general Clíver Alcalá, que comanda la División Acorazada, como «el zar de la droga», quien se ocupa de la operatividad de los envíos, en colaboración nada menos que con la Oficina Nacional Antidroga, el coronel Néstor Reverol.
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