Carlos Alberto Montaner es un intelectual de amplio calado latinoamericano y mundial. Respetado como un lúcido luchador por la libertad de Cuba y de cualquier lugar donde ella esté abolida o amenazada, es por supuesto un aliado inestimable de la lucha democrática venezolana. Ayer fue publicado por este diario un artículo de Montaner donde, tras manifestarse solidario con la lucha electoral que libramos y optimista con la mayoría para Henrique Capriles, culminó haciéndose eco de las hipótesis de fraude que mantiene con pertinacia otro luchador democrático, mi estimado Erik Ekvall.
El argumento principal de Ekvall, asumido sin discusión por Montaner, es el muy repetido de que existen 2 millones de electores “fantasmas” que abultan el Registro Electoral (REP) en favor del gobierno. La denuncia se apoya en el presunto desfase que existe entre los crecimientos de la población y del REP. No se tomó Carlos Alberto la molestia de indagar un poco con otras fuentes nacionales –la MUD, por ejemplo, representante legítima de las fuerzas opositoras a las que él manifiesta apoyar en nuestro país- las cuales le habrían informado que la hipótesis de Ekvall -y de otros apreciados compatriotas- ha sido rebatida por investigaciones científicas de prestigio, como la entregada hace un par de meses por un equipo de la UCAB.
Hay un par de otros argumentos en el artículo, cuya respuesta detallada no es el motivo de esta nota. Sólo deseo expresarle a Montaner que, si tan amigo es de nuestra causa democrática –cuyo esfuerzo descomunal está representado por esta campaña electoral- ha debido consultar una segunda opinión acerca de tan delicado tema. Una versión que debió solicitar de los representantes legítimos de la lucha democrática que hoy libramos. Ramón Guillermo Aveledo o Vicente Díaz hubiesen sido adecuados, por ejemplo. Es lo que haría un demócrata venezolano si tuviese que pronunciarse sobre una delicada materia referida a la lucha democrática de Cuba, ¿no les parece?
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